jueves, diciembre 27, 2007

Un lugar seguro



Serpentea el agua entre las rocas, corriendo por el cauce de su río. Oigo el sonido de la caída de agua desde la montaña, que me trae junto con las memorias de lugares distantes y el olor a hierba fresca, recuerdos de la niña. Introduzco los pies en el agua helada para sentirme viva, y una voz familiar me llama desde lo más profundo, invitándome a seguirla en su camino.

Agua tibia me envuelve y me protege, y su susurro continuo me adormece, cual nana que cantan a la niña los labios de los brazos que la mecen. Protegida, me entrego al sueño sonriendo. Mis dedos agarran el vacío, y lo encierran en puños pequeñitos, y soy de nuevo niña con el agua que canta en mis oídos.

El sueño me fortalece y reconforta. Veo sombras, escucho vagamente sonidos, está oscuro, pero el cantar melodioso del agua en mis oídos me dice que la niña está segura en su cama de aguas tibias que la mecen. Los puños pequeñitos se abren y se cierran, el agua se escurre entre los dedos, y siento mi propio palpitar al unísono con el canto del agua.

Una luz hiere mis ojos, y mis puños se cierran y se abren buscando sin encontrar a qué aferrarse. Ya no se oye el sonar cantarino del agua, extraño su tibieza protectora, sólo oigo llanto, gritos, y percibo un sol inmenso que me ciega los ojos que sólo pueden distinguir siluetas. Me atonto, y siento miedo y estoy sola. Alguien mece a la niña, pero ya no soy una con el agua y no puedo recrear la melodía que me duerme y me protege.

Vivo a tientas, tocando las paredes. Busco en vano reencontrar el cantar del agua que me acune, el calorcito tibio de mi rincón oscuro, dónde me sentía amada y protegida. Pero no nos es posible volver de nuevo al vientre.......

Petición personal para el 2008


Llevaba semanas corriendo, huyendo. A pesar de ello, el lunes en la noche, sin darme cuenta me alcanzó. Me arropó la acostumbrada depresión de la época navideña. Sé la razón de mi descuido. La Nochebuena fue muy deprimente a pesar de que la pasé con personas muy amables. Estaba fuera de mi pequeño grupo familiar.

La decisión fue mía, no de ellos, que me invitaron a compartir. No me siento bien, les dije, no quiero estar en la noche en la calle. No insistieron, como nunca insisten, en una historia que se repite año tras año desde que estoy sola. Tengo lugar, pero no tengo.

El hecho es que desde muy pequeña me sentí así. El sentido de no pertenecer en lugar alguno ha hecho que me aísle. Por días, semanas y hasta meses, me siento bien, tranquila en mi soledad. Pero en épocas como estas, en que la familia se une para compartir, es que siento la necesidad de un abrazo fraterno que no tengo. Y entonces pienso que la vida no ha sido justa, pero no me atrevo ni siquiera quejarme porque sé que al contar las bendiciones recibidas por mucho deberían compensar mi soledad.

Solo te pido Dios, si te es posible, que en este nuevo año me encuentres un lugar…

lunes, diciembre 24, 2007

Ayer te tuve


Ayer te tuve y ahora eres parte mía, como mis manos, mis ojos o mi boca. Seguiré sintiendo tu presencia ausente porque el recuerdo de haberte tenido está aún vivo dentro de mí. Sé que solo eres eso, un recuerdo, y que nunca serás más que eso, pero mientras viva vivirás conmigo, porque ayer te tuve.

domingo, diciembre 23, 2007

Nuevo Año 2008


Que el Nuevo año sea uno lleno de paz, amor y felicidad y que todos dediquemos nuestros esfuerzos para lograr un mundo mejor.


Desde Cascabeles les deseo un año lleno de bendiciones.

domingo, diciembre 16, 2007

La imagen de los muertos



A veces se pregunta si hubo amor entre ellos. No puede responder porque sabe que “no estoy segura”, no es una contestación apropiada. Sin embargo es la única que se le ocurre, y hasta cierto punto es la verdad.

No sabe si hubo amor porque una vez salió de aquel marasmo jamás sintió algo que lejanamente pudiera ayudarla a comparar sentimientos y a definirlos.

Sí sabe que lo que hubo entre ellos le dejó heridas que nunca han sanado. A tal punto son profundas las grietas que dejó en la mujer esa primera relación, que dejó de mirarse al espejo para no tener que enfrentarse a la imagen que desde allí, la mira con tristeza, muda de reproches.

Años atrás, al escapar, pensó que dejándolo todo encontraría quien la validara, alcanzando la felicidad. Ahora, luego de muchos años, su parte racional ha comprendido que buscar la aprobación en los ojos de otro no resuelve ni sana. Comprendió que tiene que mirarse al espejo, y reconociendo el dolor de esa otra, darle el permiso para llorar lo que nunca tuvo y posiblemente ya jamás tendrá. Pero tiene miedo a enfrentarla, temor a escuchar los reproches. Antes de hacerlo, preferiría morir. Si tan solo estuviera segura que en el espejo no tienen imagen los muertos…

viernes, diciembre 14, 2007

lunes, diciembre 10, 2007

La suma de las partes

Como la mayoría de las personas, los lados de mi rostro no son simétricos. En mi caso en particular, ninguno de los dos es de mi agrado.

Hace muchos años leí una novela en que el autor describía a la protagonista diciendo que tenía los ojos impresionantes, la sonrisa hermosa y una piel de porcelana, pero que el conjunto resultaba ni más ni menos que en un rostro agradable.

Mi caso es peor. El total es menor que la suma de las partes.

sábado, diciembre 08, 2007

Mirando el amor

No necesito de amor en mi vida, me digo. Estoy tranquila, no tengo responsabilidades para con nadie, y a pesar de que no tengo grandes alegrías, tampoco tengo grandes tristezas. Me siento privilegiada.

Voy a la ATM y luego a la tintorería, y me cruzo con este espléndido ejemplar masculino. Camino hacia el auto y él viene de regreso con una joven. Charlan animadamente y al pasar por mi lado, veo que él lleva su mano abierta a mitad de la espalda de ella, evidencia de la intimidad que les une. Casi puedo ver el aura rosada que les cubre y que, al menos por ahora, les protege en su amor.

No puedo evitarlo. Siento en el corazón la punzada hiriente de la envidia.

domingo, diciembre 02, 2007

Llueve





Llueve desde hace días. Me gusta cuando llueve, porque no necesito excusas para quedarme en casa. No tengo que decir que me siento mal, que estoy enferma, incluso deprimida. Me basta con decir que está lloviendo y los demás entienden. No tengo que explicarles que dentro de mí, desde hace muchos años, siempre llueve.