Anoche por fin, logré acorralarla en una esquina. “Ahora no podrás escaparte” le grité triunfante. “Tendrás que explicarme porqué has hecho de mi vida un infierno, un valle de lágrimas, un espacio sin risas, una noche eterna.”
Mi depresión me mira sorprendida, con ojos inocentes de culpa.
─No sabía que te estuviera haciendo daño ─me dijo─ siempre pensé que eras tú quien me retenía.
Mi depresión me mira sorprendida, con ojos inocentes de culpa.
─No sabía que te estuviera haciendo daño ─me dijo─ siempre pensé que eras tú quien me retenía.
1 comentario:
esta genial!!!!!!! eso es asi me lo aplico esa forma de dialogo me encanta
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