Cantando recorría el sendero, haciendo los verdes aún más verdes y el color de las flores más brillante porque quería estrenar todos los colores, cuando llamó su atención una hermosa casita a la orilla del camino. Se detuvo y la pintó de colores de hogar. Añadió unas estrellas en el cielo mientras escuchaba los poemas de amor del hombre que quería y dibujó la familia perfecta.
La lluvia fue destiñendo los colores y borrando el dibujo, a medida que los hijos crecieron. El hombre se marchó en pos de colores más nuevos y radiantes y no teniendo ya más carmesí con que pintar sonrisas, pintó de negro el lienzo.
2 comentarios:
¨La paleta de colores¨ plantea una analogía aniquiladora; los anhelos y la realidad. Tres breves párrafos, ricamente reforzados por la sinestesia, expanden la no longitud. A su no muy placentero final, el sentimentalismo machista lo podría tildar indiscreto, ya que apoya una denunciación evidentemente feminista. La realidad es que, lejos de esto, es una invitación a la solidaridad y a la reflexión sobre la realidad de muchas mujeres.
¡LA ENCONTRÉ!
Era en un bosque: absorto
pensaba andaba
sin saber ni qué cosa
por él buscaba.
Vi una flor a la sombra,
luciente y bella,
cual dos ojos azules,
cual blanca estrella.
Voya arrancarla, y dulce
diciendo la hallo:
«¿Para verme marchita
rompes mi tallo?»
Cavé en torno y toméla
con cepa y todo,
y en mi casa la puse
del mismo modo.
Allí volví a plantarla
quieta y solita,
y florece y no teme
verse marchita.
Goethe (versión de Rafael Pombo)
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