
─Tú existes porque yo existo ─decía el Tiempo─ sin mí, en el espacio todo sería nada.
─Si yo no fuera, no habría necesidad de que existieras porque el tiempo no existe en el vacío ─planteaba el Universo.
La verdad era que, pese a los argumentos, ninguno de los dos estaba seguro de haber estado alguna vez el uno sin el otro, por lo que la discusión había comenzado a aburrirles. Como fuera de esgrimirse una vez más los eternos argumentos no tenían qué hacer, al unísono se percataron de que en el pequeño planeta Tierra había surgido el hombre.
Una vez el hombre fue, inventó la forma para calcular el tiempo y como la medida tomaba en cuenta la posición del sol y del planeta que habitaba en su sistema solar, sin saberlo, hizo más acres las discusiones entre el Universo y el Tiempo.
El hombre, no contento con establecer una medida para el tiempo, llamó Progreso al desarrollo del planeta, tarea a la cual se dedicó con deplorables consecuencias. Desde entonces el Universo y el Tiempo se dedican a seguir sus pasos y a contemplar cómo cada vez más el hombre se acerca al precipicio. Están seguros que en el microcosmos encontrarán la respuesta a la eterna pregunta una vez la humanidad alcance a destruirse.
2 comentarios:
Me gusto el tema del Universo y el Tiempo tratados como personas, bien original.
Saludos,
Lucille
this is very deep...
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