Hace tiempo que está con su mujer porque después de cierto tiempo, maldito cliché, el matrimonio es un negocio. Sabe que si se enamorara en serio de alguien y quisiera su libertad, le costaría demasiado. Por eso se limita a libélulas de paso que lo hacen sentir joven.
Elsa está envuelta con los nietos y su labor comunitaria. Admira eso en su mujer. Ha sabido envejecer con gracia, sin perder el buen gusto en el vestir. Siempre luce a la moda pero jamás chabacana. Tampoco ha recurrido a cirugías como muchas de sus amigas para seguir luciendo espectacular.
De vez en cuando, en alguna reunión entre amigos, cuando la observa de lejos charlando animadamente y la ve sonreír, la sonrisa es la misma de la que se enamoró hace muchos años. Entonces se siente orgulloso de su mujer y jura que procurará ser más atento y olvidar la mariposa del momento. Y cumple la promesa; por unos días la cumple.
Elsa está envuelta con los nietos y su labor comunitaria. Admira eso en su mujer. Ha sabido envejecer con gracia, sin perder el buen gusto en el vestir. Siempre luce a la moda pero jamás chabacana. Tampoco ha recurrido a cirugías como muchas de sus amigas para seguir luciendo espectacular.
De vez en cuando, en alguna reunión entre amigos, cuando la observa de lejos charlando animadamente y la ve sonreír, la sonrisa es la misma de la que se enamoró hace muchos años. Entonces se siente orgulloso de su mujer y jura que procurará ser más atento y olvidar la mariposa del momento. Y cumple la promesa; por unos días la cumple.
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