Desde el
podio el hombre grita prepotente
Que no se
pierda la vida de una mujer más,
violentamente...
Y lo repite
Ante las
miradas agradecidas
de mujeres
que gritan ¡basta ya!
Mi corazón,
semilla rancia,
Duele al
grito…
Abatida
reflexiono que no hay
que perder
la vida para estar muerta.
Nosotras,
las estadísticas Ignoradas,
sabemos que
perder la vida es lo de menos,
que la
muerte es descanso a nuestro dolo.
No tiene
que haber un labio abierto
NI un ojo
amoratado
Ni cárdenos
en el cuerpo
Ni
empujones, ni amenazas.
Ni siquiera
beligerancia
Es
suficiente el silencio del
Desagrado,
del desprecio, del repudio.
Basta con simular
que no eres nada, ni nadie.
Invisible,
incorpórea, Impalpable.
Inexistente
porque
nunca fuiste ni serás
lo
suficiente.
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