Después de cuatro años sin comunicarse, me llama. Quiero verte, me dice. Hace un año que está de vuelta. Y yo me pregunto si es que me recordó ahora, si es que rompió otra relación y se siente solo, o necesita de alguien que no pregunte nada, que no exija nada, que no necesite nada. Y como la suma de nada es nada, le doy las gracias por nada, y cuelgo.
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