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Tarde o temprano, para fines de año,
la tristeza me alcanza. Sin querer, casi en forma inconsciente, comienzo a pasar balance de mi año y
encuentro que nada ha cambiado. Soy un
año más vieja, pero no necesariamente más sabia, excepto que el nuevo año comenzó
con menos expectativas de mi parte.
No espero cambios radicales que
traigan novedad a mi vida. Me conformo con no perder la tranquilidad que he
obtenido. Espero seguir escribiendo pero reconozco que he perdido mi entusiasmo
de los últimos años. Sé que los períodos depresivos son menores y que estoy
saliendo con más frecuencia, así que no es del todo negativo el que no
escriba. Pero aun así, quiero hacer tiempo para ello en este nuevo
año.
No puedo olvidar aquellos días de
desesperación en que escribir era la única razón de vida. No quiero hacerlo, porque sé que a medida que
pasen los años es la única ventana en que se nos permiten los sueños.
Y es que volvemos al pasado, y el pasado
está lleno de aristas que no quiero retomar, y la capacidad de soñar es lo
único que nos protege de la amargura de la vejez. ¡Seamos siempre jóvenes!
2 comentarios:
Y aunque no seamos jovenes de edad, todavía queda mucha infancia por consumir en nuestro interior, no caduca nunca, no dejamos de ser niños nunca ¿cómo se mide? Pero dejamos de creerlo y nos vemos "sin edad para esas cosas".
La escritura es inmensamente poderosa, permite crear mundos donde poder hallar todo lo que en este nos falta. No renuncies a ello, ni te pongas trabas a ti misma. Haz sonar los cascabeles, agita las alas y saca algo mágico para este mundo tan necesitado.
¡Ánimo amiga!
VOY A TI! TIENES MAGIA! :)
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