El sol, que al medio día me picaba, ha ido
descendiendo. El azul claro del cielo
resplandeciente de hace unas horas, se ha teñido con anchas pinceladas de
la paleta de tonos corales. Una nube naranja lleva de un hilo invisible un
globo gigantesco. Globo naranja oscuro que desciende desparramando
su color en el agua, donde se convierte en plateado, espejo de
la noche que va cayendo. Una vez el
globo se hunde en el agua, la copulación resulta fecunda y cientos de estrellas
brotan en el cielo.
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