
Desde allí, por la ventana abierta ve la calle y de en cuando en cuando algún auto que pasa. Puede ver pajaritos posados en los alambres, y se cuelan los sonidos: el ladrido de un perro, la cancioncita de la camioneta de helados, las voces de los niños que juegan en el parque vecino.
La ventana es la única vista al mundo que tuvo su madre durante casi siete años. No es tan espantoso, piensa, pero se levanta secándose las lágrimas: su madre apenas si veía y en los últimos meses, tampoco podía oír.
2 comentarios:
Pienso que es un microcuento maravilloso, me toco y toca a muchos.
Rosa M este me encanto y ya sabes que tengo ojo.
Abrazos apretados,
ondina
Es un instante y en tan pocas letras todo un drama de la vida.
Excelente!
Publicar un comentario