martes, septiembre 19, 2006

El hombre que olvidó


Un rayo de sol que entró por la cortina entreabierta le dio un picotazo en los ojos, obligándolo a abrirlos. Tan pronto su vista captó su entorno se dio cuenta que algo andaba mal. No sabía dónde estaba, ni que día era. Y peor aún, no sabía quien era... Lo había olvidado.

Se buscó los bolsillos de la ropa tratando de encontrar algún indicio, pero estaban vacíos.

Abrió la puerta a la izquierda y entró al baño. Miró su semblante en el espejo, mientras orinaba, cosa que hizo con tal naturalidad que le causó asombro, pero el rostro que vio no le trajo ningún recuerdo. Sintió dolor en el estómago y su mente, vacía de recuerdos, identificó el motivo... tenía hambre.

Automáticamente, se arregló el pelo, y salió a la calle. Afuera el tráfico era denso. Las gentes le pasaban por el lado, sin siquiera mirarlo. Era uno más entre rostros anónimos, sólo que todos caminaban de prisa, como quien va tarde a encontrar el día. Silbando, con las manos en los bolsillos, continuó caminando.

viernes, septiembre 15, 2006

Al son de salsa

─ Te sigo esperando –grita la radio al ritmo de salsa.

Es la canción del momento y su mantra desde que alguien le dijo que lo imaginara tomando el teléfono en las manos y llamándola.

Hoy, te sigo esperando retumba diferente porque luego de tantos años de soñar el reencuentro, van a verse. No sabe qué esperar, pero quiere que él la encuentre bonita. El espejo le confirma que no ha cambiado tanto, que aún es atractiva. De su cuerpo puede dar fe: arde por él como antes.

Le recuerda elegante, delgado y fuerte, su cuerpo firme. El cabello blanco prematuro, brillante en contraste con la piel india. Su voz es un murmullo en el oído que la estremece. La experiencia como amante logró despertar a la inexperta mujer - niña a los placeres del amor dejándola amarrada a él.

Escucha una camioneta detenerse. Le tiemblan las piernas y el corazón rebota contra el pecho al asomarse desde la terraza para verle bajar. Apenas si le reconoce en ese hombre derrotado por el tiempo. En su cabeza el son de salsa zumba.

domingo, septiembre 10, 2006

Ahora

Camina silenciosa por el viejo sendero, el mismo que ha recorrido tantas veces. Conoce cada curva, cada piedra, cada árbol, y reconoce las paradas. Hoy recorrerá el camino nuevamente, pero tan sólo para tomar aquello que de alguna forma le interesa, para, de una vez por todas, dejar el resto en el olvido, y comenzar libre el nuevo año.

¿Por dónde se empieza a olvidar una vida? ¿Se comienza al final y se va atrás, desandando lo andado? O, ¿es preferible, acaso, buscar en la memoria, aquella imagen, la primera, y poco a poco reconstruir, para ir destruyendo aquello que nos trae recuerdos tristes, amargos o violentos?

Imposible decidir cómo comenzar, y sin embargo, apenas lo intenta, se da cuenta de que, cada vez que hace el recorrido no importa el orden del comienzo siempre termina en el presente, el hoy y ahora. Es ella, y es una y el pasado forma parte de quien es. Inútil pretender que lo vivido nunca fue, pero eso sí, ella es mas que la suma total de lo pasado. Es tiempo de que sin iras, odios o rencores, disfrute su presente.

sábado, septiembre 09, 2006

Mañana


Abrirá los ojos antes de que la luz del día entre por la ventana. Se desperezará mientras piensa que es otro día igual al anterior, y al otro y al otro, y a cualquiera porque hace años que no espera nada de la vida.

Se preparará café, ojeará el periódico y leerá los mensajes en el correo electrónico. Luego de vestirse tomará el ascensor hasta el primer piso, y bajará las escaleras hasta el sótano, donde la espera el auto, tan viejo y cansado como ella. Llegará tarde a la oficina por más esfuerzo que haga porque inicia el semestre escolar y el tráfico estará congestionado.

Entrará dando los buenos días sin mirar las caras de sus compañeros que son las mismas de siempre. Irá directo hasta la cafetera donde humeante la espera el café que alguien previsor y más madrugador preparó hace apenas unos minutos. Se servirá una taza la que sorberá camino a su escritorio donde la espera el trabajo de todos los días.

Suspira, apaga la lámpara y se da vuelta sonriendo. Mañana será diferente, no tendrá que abrir los ojos.