viernes, febrero 20, 2009

Vacío

No sabe qué le sucedió. De verdad no lo sabe. Un día tenía sueños, planes, metas. Después cayó la noche. Larga, calurosa, lenta, parsimoniosa noche asfixiante. Apenas amanece ahora. Ni siquiera se reconoce. Es otra. No hay sueños, ni planes, ni metas. Solo vacío.

jueves, febrero 12, 2009

Encuentro

Fue un encuentro casual e inesperado pero nos saludamos como si el tiempo no hubiese pasado entre nosotras. Había mucho de sorpresa y también de incomodidad. Yo no dejaba de mirarla con asombro, ella no se atrevía a mirarme a los ojos.

Quizás fue su actitud nerviosa la que me dio el valor de preguntarle qué había hecho desde que nos despedimos tan intempestivamente. Su contestación fue sucinta: “de esto y aquello”. Me eché a reír, aunque de forma un poco nerviosa. “Eso es como decir que fuiste a un sitio, con alguien a hacer algo”, le dije.

“No creo que realmente quieras saber. Hace ya tanto tiempo… Han sucedido tantas cosas… Habrás leído el diario, visto las noticias”, me dijo con tristeza. Me tomó un instante comprender que tenía toda la razón. Que ya yo no soy parte de esa vida. Envolverme de nuevo, aunque fuese por pura curiosidad solo despertaría antiguos sentimientos, reabriendo heridas aparentemente sanadas. Me encogí de hombros y silenciosa, asentí.

Nos separamos sin despedirnos. La memoria del ayer se fue alejando despacito, y yo seguí mi camino acariciando las pequeñas alegrías y recuerdos que ahora llevo, las que han ido llenando poco a poco el espacio que ella dejó, cuando no pude más y la abandoné a la vereda del camino…

miércoles, febrero 11, 2009

Del dolor y la soledad

─Duele esta soledad ─ me dice.

Y sí, sé que duele. Acaba de terminar una relación y en el proceso de sanar es necesario ese retraimiento. Trato de explicarle que volverá a ser feliz, y mientras, aprenderá a disfrutar de su propia compañía y de la de sus amigas, que estamos cuantas veces nos necesite.

─Pero tú estás tan sola como yo y no te duele ─ insiste.

¿Cómo explicarle que para aquellos que nos hemos alejado de la gente también duele? La única diferencia es que soportamos el dolor de la soledad a cambio de no sentir el dolor de vivir.

viernes, febrero 06, 2009

El amor y las guayabas

El amor, me dijo, es como una guayaba, tiene que estar en su punto. Demasiado nueva sabrá amarga y será harto dura. Demasiado madura, tendrás que examinarla cuidadosamente por la tendencia a tener gusanos. Solo en su punto puedes confiar que será dulce y blanda sin serlo demasiado.

Después de un largo silencio añadió: eso sí, ni siquiera en su punto puedes estar segura que está libre de gusanos.

martes, febrero 03, 2009

Una canción de vida

Ansiosa, espero que Cuquito me llame con su acostumbrada algarabía mañanera. En ocasiones, mientras espero a escuchar sus cantos para levantarme, me sorprendo pensando cómo sería si él no despertara, si mi hijo alado ya no estuviera vivo. Entonces siento una tristeza inmensa porque en los últimos años él ha sido y es mi mayor alegría.

Sus besos han sido los mejores y más dulces, porque salen de su cariño incondicional: no son contados, ni medidos, ni cobrados. Si se enfada conmigo, se posa en el marco de algún cuadro y me da la espalda, pero nunca por mucho tiempo. Se esconde en algún rincón, o debajo de un mueble, o dentro de alguna de las cajas vacías que le he ido colocado en las habitaciones y se delata si no avanzo a buscarlo. Es uno de los juegos que jugamos como niños.

Me tomó años aprender que la amistad no es sincera, que el amor se finge y que la confianza se traiciona, pero desde que está conmigo, Cuquito me ha enseñado que cada nuevo día, esté lleno de sol o cargado de lluvia, se merece una canción de vida.

domingo, febrero 01, 2009

Los ojos de Julia

Julia tiene unos ojos increíbles. Ojos que expresan lo que siente, y hasta lo que piensa. Ojos que la traicionan cuando está triste, pero que la embellecen cuando la dicha juega en sus labios.

Está cansada de escuchar que los ojos son el espejo del alma, porque en su caso, los suyos son prueba fehaciente de que ese dicho es cierto. Particularmente en estos días de callada tristeza en que lamenta el que sus ojos sean un poema, cliché devastador pero apropiado. Por horas practica ante el espejo abanicando las pestañas, larguísimas por cierto, tratando de ocultar la mirada delatora. Imposible, porque cuando está triste sus ojos lloran, y cuando la alegría la ronda, tienen sonrisas propias.

Esta mañana al levantarse se miró al espejo y vio la amargura en ellos. De tener el valor los cegaría pero a fin de cuentas ellos no son los culpables. Antes de salir a la calle, se pinta una sonrisa de rojo carmesí en los labios y se acomoda las gafas de cristales rosados, los que por experiencia sabe que engañan a la gente.