jueves, junio 29, 2006

Del pedir

Escuché tu voz cuando decía “te quiero”, y yo le respondí, “te quiero”. Tu voz me dijo “te deseo”, y la mía te hizo eco, “te deseo”. Entonces, confiada, me atreví a pedirte un beso, y solo me respondió el silencio.

lunes, junio 05, 2006

La niña: hada y gitana

Te veo caminar tan absorta en ti misma y me pregunto qué piensa esa cabecita de niña. A dónde te lleva esa imaginación que te permite durante horas acariciar una margarita sin dañarla, y correr tras mariposas sin pretender aprisionarlas. Qué te dicen los seres mágicos que habitan en el bosque que has creado en tu espacio, allí donde no quieres que nadie te interrumpa, porque no te dejarían escuchar sus voces melodiosas. Quizás por eso aunque estés sola, no conoces la soledad angustiosa del adulto.

Me das envidia niña, porque sé que en las noches vuelas a visitar otros mundos. Mundos que solo están a tu alcance, porque de adulta, ante los embates de la vida, perdí la fantasía. Son mundos de colores, donde la música es de cascabeles, y siempre es día y en algún rinconcito alguien sirve el té en diminutas tacitas de porcelana, mientras charlan sentados en cojines de nube.

A veces me parece vislumbrar en tus ojos la sabiduría de otras vidas, y entonces te veo, gitana, que libre y descalza camina sus caminos, lo que me impele a quitarme los zapatos, coger tu mano, y pedirte que exploremos juntas tus senderos, para admirar las margaritas, y correr, sin dañarlas, tras esas mariposas.

domingo, junio 04, 2006

Los demás


Estoy llorando nuevamente. No son lágrimas que se ven, son un llanto interno. Es el gemido de mi yo que pide un abrazo, una caricia, un acto de ternura, y sabe que tiene que conformarse con escribir lo que siente.

Estos últimos años han sido tan difíciles. Ha sido una lucha continua con el espejo, lucha en la que siempre pierdo y salgo herida, convencida que nadie podrá quererme. Ese triste convencimiento se hace decreto, me digo, y quisiera no pensar así. Pero no puedo cambiar la realidad, y la realidad es que nadie nunca me quiso, ni siquiera yo misma, que al final, si lo hubiera hecho, no me importaría lo que sintieran los demás.