miércoles, septiembre 18, 2013

Nanushka

Nanushka (no era su verdadero nombre pero no le gustaba el suyo), salió de la oficina del médico sonriente.  Cualquier otra persona al escuchar el diagnóstico, habría llorado, maldecido, entrado en estado de negación.  Pero Nanushka ya tenía más de sesenta años y hacía tiempo que estaba lista. Con la enfermedad, Dios le había conmutado la sentencia de vida…