viernes, noviembre 26, 2010

Lo que necesito

Muy de vez en cuando vuelvo atrás a leer lo que he escrito. Cascabeles es un retrato de mis últimos años, y de los momentos de dolor y soledad, y alguno que otro de paz y alegría. Son más los escrritos que reflejan tristeza. Son más aquellos en que me quejo tratando de que la queja no llegue al punto de desagradecer lo mucho que la vida me ha dado. Tengo mucho más de lo que necesito y me sobra de aquello que a otros les falta. Cosas materiales. Si tan solo tuviera las que mi alma necesita. Si tan solo tuviera unas sonrisas.

miércoles, noviembre 24, 2010

jueves, noviembre 18, 2010

El carné

Comencé comiéndome las uñas como distracción cuando estaba aburrida, o preocupada. Con los años me comí el estómago porque los nervios subían por él a mi garganta como culebrillas amenazando asfixiarme. Cansada de las cargas, me comí los riñones. Ahora estoy comiéndome el corazón para que no me duelan los sufrimientos. Después tendré que comerme el cerebro para olvidar memorias.

Me pregunto si valdrá la pena que aún lleve el carné de donante de órganos.

viernes, noviembre 05, 2010

Ave del paraíso


Parada en el umbral, parece un avestruz gigante y sobrepeso. Los regordetes pies enfundados en unas sandalias rosadas. En la cabeza, un pequeño sombrero de un brillantísimo violeta adornado con una pluma de ave del paraíso. El vestido demasiado ajustado forrando un cuerpo que hace tiempo perdió sus formas juveniles. Respiro hondo y camino a su encuentro con mi mejor sonrisa. Me pregunto cómo es posible que una vez esa mujer fuera importante en mi vida. Ahora es una matrona regordeta con demasiado maquillaje. Doy gracias al cielo en silencio por que en aquella época me dejó por Felipe. Sufrí, confieso que sufrí, porque perdí a la que pensaba era la mujer de mis sueños, aquella con la que sería dichoso el resto de mi vida.

La abrazo con cariño (rehecha mi vida, no le guardo rencor, e incluso, ahora, al verla, siento un gran alivio: no perdí nada). Estás igualito, me dice, y sonrío porque sé que no es cierto, unas libritas de más me han caído encima y he perdido casi todo el pelo. Felipe fue a estacionar el auto, añade. Ven, quiero que conozcas a mi mujer, le digo y nos abrimos paso entre los invitados que nos miran con curiosidad.

Alicia, más bella que cuando la conocí, enfundada en un vestido gris que apenas si parece que rosa su cuerpo pero que insinúa las vertiginosas curvas que me enloquecen, se ve hermosa. La larga cabellera rojiza, refulgente, le cae sobre los hombros. Soy un hombre afortunado, me digo. Y siento conmiseración por Felipe.

Alicia sonríe a medida que Paulina y yo nos acercamos, con esa sonrisa cómplice que guarda solo para mí. Sé que sabe que tiene ante ella a su rival de otros tiempos, esa que, sin saberlo, por culpa de mi indecisión, la hizo padecer tanto. ¡Quién lo hubiera dicho! Alicia es ahora una mujer estupenda; Paulina es la caricatura de un ave del paraíso.

Allá está Felipe, dice Paulina, y levanto la mano hasta que logra vernos y se acerca. Paulina no es la sombra de quien fue, pero él, como Alicia, ha florecido. Se acerca a nosotros y le doy un abrazo jovial. Le presento a Alicia que abre sus ojos verdes, majestuosos, y que, con su mejor sonrisa, una de esas que me dedica y con las que me tiene eternamente enamorado, le extiende la mano. Encantada, le dice…

martes, noviembre 02, 2010

De sonrisas

Alicia tiene una de esas sonrisas enigmáticas a lo Mona Lisa. Más de un hombre se lo había dicho, pero solo Alberto lo hizo con tono de reproche. “Es que nunca sé si estás complacida o me estás mirando con cierta sorna, como si yo fuera un tonto”, le dijo. Ella tardó en comprender que el hombre se sentía inferior a ella. ¡Que extraño! Ninguno otro se había dado cuenta antes.

lunes, noviembre 01, 2010

Pensando en positivo

Una de las cosas que más me duele es que se me está escapando la vida. Cada mañana cuando despierto siento el dolor de hacerlo. No quiero otro día, no más días, no quiero la vida. Quiero morirme, descansar, no ser. En los últimos meses pienso constantemente en negativo: no, no, no... Negativo es negro como mis días, como mis noches.

Tengo que comenzar a pensar en positivo: Voy a morirme.