lunes, agosto 23, 2010

Agustina y los tiempos

Agustina sonríe. Siempre sonríe. Para ella no existen los malos tiempos. Me da un poco de envidia verla sentada en el balcón, arreglada desde las primeras horas de la mañana, entretenida en ver pasar el día.

Cuando salgo al trabajo la puedo ver, tan linda como el primer día en que llegué al vecindario. Su madre, en las ocasiones en que está trabajando en el jardín, me mira y me saluda. Se le ha ido poniendo el cabello gris, aunque no hay tanta diferencia de edad entre nosotras. No necesita la esclavitud de estarse tiñendo el pelo. Me lo dijo una de las pocas veces en que sacó tiempo para charlar.

Desde su sillón, Agustina sonríe. La siempre niña sonríe. Para ella no existen los malos tiempos.

viernes, agosto 20, 2010

Huérfano

Se supo huérfano cuando al emerger del agua, se dio cuenta que era el único sobreviviente. Estaba solo entre el mar y el horizonte. Pensó en dejarse llevar por las aguas hasta el fondo a reencontrar los suyos, pero entonces recapacitó, si se había salvado alguna razón habría para ello. Comenzó a nadar en la dirección última en que habían avistado tierra. Al llegar a la pequeña isla, los indígenas le coronaron Rey y Padre.

lunes, agosto 16, 2010

Cambio

Pasé por unos días muy extraños. Días de soledad, de falta de fe, de llanto. Pero sé que todo habrá de mejorar de ahora en adelante. Anoche sentí que tocaban a la puerta. De primera intención, no respondí, pero ante la insistencia, decidí levantarme a ver quién era. Tuve que abrir la puerta porque por su ojito no veía nada. Allí estaba. Casi no podía creerlo. “Nada ha cambiado”, me dijo. “Como cuando Mahoma, si no vas a la montaña, la montaña viene a ti.”