miércoles, agosto 29, 2007

Hombres-bestias


Desaparecieron de la faz de la tierra, de la misma forma en que habían aparecido. Seres extraños, mitad hombre mitad bestia. Venerados como dioses por algunos que eternizaron sus imágenes en estatuas, en pinturas, en tapices. Circulaban leyendas de su paso por el mundo, de monstruosos actos, de milagros. Para unos eran diablos que habían surgido de otros mundos, de otros niveles, círculos en las profundidades del planeta, para otros significaban fecundidad y abundancia.

Seres más desarrollados y poderosos que el hombre, éste los olvidó al paso del tiempo, a medida que el círculo en que vivía comenzó a cerrarse. Plagas, fuegos, terremotos, extraños eventos atmosféricos que amenazaban su supervivencia, y que le impelían a buscar los medios para domar el ambiente, sin querer aceptar que él mismo era culpable de la erosión.

La inmensa divergencia de creencias, de sistemas, de tradiciones, que les hacían enemigos siendo iguales en su origen; los intereses económicos triunfando sobre cualquier otra consideración; y la guerra, siempre la guerra, con su continuo derramamiento de sangre, muchas veces inocente, le hacían cada vez más vulnerable.

La sangre que irreverente vierte, filtra a las venas vacías de la tierra, hasta llegar con su olor a los seres mitad hombres mitad bestias, despertando en ellos el ancestral instinto de la caza, adormecido en sus entrañas por siglos de hibernación. Mientras el hombre enemigo del hombre se destruye, el centauro, el minotauro y el sátiro se dedican a seducir doncellas, asegurándose así el que sus descendientes heredarán la superficie del planeta.

lunes, agosto 20, 2007

Ella y el mar


Hace años le huye al mar. El sol la quema, no le gusta caminar sobre arena, dice. Si alguien insiste, cuenta cómo se sintió el día en que de pequeña el mar intentó tragarla. Me ahogaba, desde entonces le tengo más que respeto, mucho temor.

No cuenta que a partir de ese día en sus sueños se ve sirena, el cabello a la cintura flotando en el agua, su cola reflejando destellos dorados del sol al amanecer, y de plata cuando atardece. Se mece entre las olas, surge y resurge, hundiéndose en la arena para luego danzar con la corriente, sintiendo el agua acariciar sus pechos y la sangre caliente correrle por las venas.

Sabe que el mar la está esperando.

sábado, agosto 11, 2007

Recuerdos


Se sienta frente al ordenador todos los días, en el mismo horario de siempre. La diferencia es que ahora no escribe. Se secó la fuente, dice. Ya no hay más historias, ni cuentos. Pero sabe mejor que eso, sabe que se niega a escribir desde el día que se encontró haciéndolo de su vida, demasiado cerca los cuentos a su realidad.

Siempre dijo que no escribía recuerdos, y mientras pudo lo hizo, pero ahora, cuando estos amenazan con saltar a la pantalla, siente miedo. Se niega a escribir porque sabe que, poco a poco, iría revelando demasiado de ella, de aquellas cosas que ha ido guardando a través del tiempo.

Cada mañana se sienta ante el ordenador pero sus dedos se niegan a apretar las teclas. Sólo cuando esté lista para hacerle frente a sus fantasmas, volaran sobre el teclado, en forma de palabras, las pesadillas que en sueños la acosan.