miércoles, diciembre 30, 2015

Daniela


Hace muchos años parí a Patricia.  Ella era todo lo que yo quería ser.  Desinhibida, libre, hermosa. Su personalidad era tan fuerte que poco a poco se fue apoderando de mí. Asustada ante mis desacostumbradas reacciones, tuve miedo.  No pensé las consecuencias y la maté.  Era mi creación, mi alter ego, y yo tenía el derecho a destruirla.  Cómo hubiese sido mi vida si no la hubiera enterrado junto a tantos otros sueños, lo desconozco.

Lo único que de cierto sé, es que de ella ya no queda nada.  Los golpes de la vida recibidos desde entonces acabaron por destruir toda posibilidad de que pudiera levantar la cabeza de donde la enterré. De mis muertos, es una que quedó bien enterrada, incluso olvidada.

Hace unos días, hablando sobre mi nombre y lo mucho que me disgusta, mencioné a algunos amigos del difícil parto y luego del enterramiento de Patricia. Me sugirieron que creara una nueva Patricia, una igual pero diferente.  Daniela.  Que Daniela pudiera llevar acabo aquello que quedó incompleto al matar a Patricia.

Acaricié la idea por varios días. Puedo intentarlo, me decía. Daniela es un bonito nombre. Una mirada al espejo me hizo aceptar la realidad.  Ya es demasiado tarde.  Lo siento mucho Daniela, moriste antes de nacer.

viernes, diciembre 25, 2015

Es Navidad


Mientras intento encontrar sentido a la Nochebuena me encuentro más enajenada del mundo. No puedo comprender por qué a más intento encajar con los demás, menos lo hago. Practico todos los pasos para que estén correctos, intento seguir el ritmo de los otros, pero es imposible encajar si eres diferente. Encajar círculos en cuadrados o viceversa, es imposible. Espero más de las personas que lo que pueden o están dispuestos a dar. Por años traté, me doblé, me acomodé, anoche comprendí que cada cual es como es, y el que no me resigne no es culpa de ellos, es la mía, que vivo en lalaland, pensando que los seres humanos somos más sinceros, más dados de lo que realmente somos. Los demás cumplen con el expediente, yo me entrego.  Mala mía que las causas son falsas.

Para la Nochebuena próxima, si estamos vivos, Cuquito y yo la pasaremos en casita, en nuestra rutina…
 


miércoles, diciembre 23, 2015

Ya no sueño


De afuera, me llega el ladrido de un perro y con dificultad me siento en la cama.  Quiero levantarme, lo intento y no puedo. Vuelvo a dejar caer mi cabeza sobre la almohada, mis piernas rígidas colgando fuera del lecho. No tienen la fuerza para sostenerme. No me importa.  Soy completamente honesta, no me importa. Qué claro lo veo ahora, no quiero seguir viviendo.  Al ladrido del perro se han añadido los de otros y decido quedarme acostada.  Subo las piernas con dificultad y me arropo, me hago sorda a los sonidos de la calle, cierro los ojos, y finjo que soy un alma perdida y no pienso nada más que en la letanía que repito incesante, palabras que intento poner en orden gramatical, pero que tienen el mismo significado: escuálido, esquelético, famélico… y las termino y vuelvo a comenzar y pierdo una y recomienzo esperando encontrarla, y me voy quedando dormida y no la encuentro o sí la encuentro pero pierdo otra, y me hundo en este dormir que me permite estar como muerta, porque no sueño, ya ahora, nunca sueño…


Feliz Navidad

Cuquito y yo les deseamos una feliz navidad...

sábado, diciembre 19, 2015

Mi foto de perfil en Facebook


Cambié mi foto de perfil en Facebook.  Por primera vez en más de diez años, publico una foto de frente, en que pueden apreciarse los daños que causó la parálisis facial del 2001. Igual que Nueva York perdió su perfil cuando se derrumbaron las Torres Gemelas, y muy poco tiempo después, perdí la sonrisa y se impactaron los músculos del lado izquierdo de mi cara haciendo los movimientos del ojo más lentos.
Al igual que los primeros que llegaron a socorrer a los atrapados en las Torres Gemelas, necesito ayuda.  Leo que el presidente firmará para un fondo de $8.1 billones para mantener la atención médica de estos héroes cuya salud quedó afectada, fondo que se estima durará hasta el 2090.  Son héroes anónimos la mayoría sufriendo los estragos de haber sido capaces de arriesgar su vida sin pensarlo dos veces.

Yo soy una mujer silente, sin rasgos heroicos de clase alguna, solo con el dolor de haber perdido su tarjeta de presentación, tener fobia al espejo, no sonreír nunca y haber aceptado la soledad como compañera.  Debo estar madurando porque la foto en Facebook revela quién soy físicamente ahora.  Para mí no habrá un fondo de tratamiento y no hay cura.  Una mujer robada de la vanidad que pienso que alguna vez tuve, ahora olvidada. 

Nada comparable con la valentía de esos titanes, nada que dé valor al sufrimiento mío.  A la gente le basta con decir que son “cosas mías”, “que no se nota” …
No es cierto, la mentira ni siquiera sirve de placebo, pero quizás desaparezca el peso de estar escondiendo mi rostro y recobre algo de la alegría que tuve…