domingo, mayo 29, 2005

Ya no

La cansina lluvia, otrora intermitente, ahora nunca cesa. Las gotas tropiezan contra la ventana, creando un efecto extraño, cuerpos amorfos, que, sin poder remediarlo, van resbalando por sobre la superficie plana, formando intrincados y grotescos diseños, hasta caer y ser tragados por la tierra. El efecto es uno sombrío y triste, porque semejan lágrimas a veces, lágrimas que se pierden en la nada. El destino ha sido tallado en la roca; nada puede detenerlo. Y afuera sigue lloviendo sin tregua.

El cielo siempre gris, hace tiempo no se ven los colores con que el sol alumbraba. Se han perdido los rojos, los naranjas, los amarillos, el blanco, el azul. Todo es una bruma gris, neblina oscilante que nos circunda. La monotonía unicolor ha sacado la parte oscura del alma donde habitan aquellas pasiones que destruyen, el odio, la codicia y la envidia. Y sigue lloviendo sin tregua.

Te asomas a la calle y ves una espesa cortina que semeja vidrio que te separa del exterior. Afuera, dentro de una burbuja gigante, los otros. Te mudas a ella con sólo salir a la calle, pero no ofrece protección. Dentro de la burbuja, el calor que emiten las pasiones se hace insoportable. Quema la piel, mientras la lluvia, que no cesa, va calando los huesos, como paliativo a la fiebre, medicina falsa, porque igualmente mata.

El tiempo pasa inexorable, se adivina el futuro. Cada vez más cercanos al final, ya no hay Paraíso.

viernes, mayo 20, 2005

More

Oigo a More cantar y es la mejor medicina. Cantar exactamente cantar, no, que de gorjear dejó hace mucho, pero grita, o chilla y salta de una rama a otra. Al menos hay vida en esta casa.

No será tan malo, me digo, de ahora en adelante es cuestión de mirar pasar el tiempo, y hacer… hacer… lo que se me ocurra. Que no tengo que hacer nada que no quiera hacer, y eso incluye complacer a alguien, a cualquiera. Ya no. Ya se perdió el encanto, si hubo alguno y no hay ilusiones ni sueños en las alforjas.

Sin equipaje que me pese, será más fácil caminar por los caminos por los que transito, y, a lo mejor, me aventure y tome uno nuevo, un nuevo camino nunca recorrido, que me lleve a un lugar distinto, donde el sol aunque radiante nunca queme, y la noche, oscura, no sea escalofriante. Donde sin miedo, ni angustias, encuentre el sendero libre de escollos y me salgan al paso mil sonrisas: las que nunca sonreí, las que perdí, las que alguna vez me negaron. Y entonces, podré, quizás, ser feliz. Y si tengo suerte, More irá cantando conmigo…

jueves, mayo 05, 2005

Por qué

En ocasiones, y sin desearlo, me llegan los recuerdos de cuando éramos nosotros. Pequeños incidentes, comentarios, situaciones, recuerdos que me asaltan y me abaten. Me entristecen, no porque quiera retornar a ese pasado compartido, sino por la claridad con que veo por qué nuestros caminos debieron separarse. Y es tanta la luz que traen con ellos, que lo único que me sorprende es que estuvimos juntos.