lunes, julio 12, 2010

Círculos

En los últimos meses, cada vez con más frecuencia, me pregunto qué hice con mi vida. No me gusta donde estoy parada, pero tampoco hago nada por moverme. Los cambios son buenos, me digo, pero tal parece que estuviera atada.

Algo dentro de mí grita que necesito moverme, que no puedo quedarme donde estoy. El tiempo pasa, lo estoy desperdiciando. Todo eso corre por mi mente en los momentos en que más deprimida me siento. Y me digo: luego lo haré, cuando pase la depresión, cuando me sienta mejor, más animada.

De vez en cuando algo de luz ilumina mi cerebro, y entonces sé que tengo que moverme aunque sea con la tristeza a mis espaldas. Ya podré dejarla en algún recodo del camino.

Tengo que empezar a caminar, y lo haré. Claro que lo haré. Dentro de unos días, unas pocas semanas, cuando me sienta un poco mejor…

jueves, julio 01, 2010

La cera de la vela

La cera de la vela se ha derretido en un montículo que parece ser el perfil de una mujer, o quizás un hombre. En la copa queda lo suficiente para saber que era un vino tinto. “Buen vino”, dice alguien, mirando la botella que yace vacía al lado de la silla. La que se fue de lado cuando el cadáver rodó al suelo. El cuerpo lo cubrieron y ya no puedo ver el tinte liláseo de los labios, ni el tono gris de la cara y ni siquiera puedo recordar los trazos. ¡Qué pronto perdemos la memoria cuando los muertos no son nuestros!

Alguien pide que los curiosos se retiren para que la policía pueda hacer su trabajo. Antes de marcharme, echo una mirada más a la cera derretida y me pregunto si fue casual la forma del perfil, o el muerto, en sus últimos minutos, quiso dejarnos una clave.