jueves, julio 01, 2010

La cera de la vela

La cera de la vela se ha derretido en un montículo que parece ser el perfil de una mujer, o quizás un hombre. En la copa queda lo suficiente para saber que era un vino tinto. “Buen vino”, dice alguien, mirando la botella que yace vacía al lado de la silla. La que se fue de lado cuando el cadáver rodó al suelo. El cuerpo lo cubrieron y ya no puedo ver el tinte liláseo de los labios, ni el tono gris de la cara y ni siquiera puedo recordar los trazos. ¡Qué pronto perdemos la memoria cuando los muertos no son nuestros!

Alguien pide que los curiosos se retiren para que la policía pueda hacer su trabajo. Antes de marcharme, echo una mirada más a la cera derretida y me pregunto si fue casual la forma del perfil, o el muerto, en sus últimos minutos, quiso dejarnos una clave.

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