miércoles, diciembre 31, 2008

Feliz año nuevo

Feliz 2009 - que el nuevo año te traiga salud y paz.

lunes, diciembre 29, 2008

Dilema

En las últimas semanas he notado que me pasa algo insólito. Es como si estuviera fuera de mí, pero observándome. No hay mucho qué mirar. Una mujer de mediana edad que resultaría pasaderamente atractiva si no fuera por este gesto de amargura en el rostro. Nunca sonríe y entiendo las razones: eso no me preocupa. Me preocupa más el que su cuerpo no parece estar habitado. Claro, me diría cualquier avispado, si estás afuera mirándote, no puedes estar dentro, por lo cual el cuerpo está vacío. Pero es exactamente ahí dónde radica lo extraño del dilema. ¿A qué se debe que ni siquiera yo misma quiera ocupar mi cuerpo?

viernes, diciembre 26, 2008

El ladrón de la felicidad

Alicia no estaba acostumbrada a ser feliz. A eso le achacó el que a pesar de tener todas las razones para estarlo, no sentía el bienestar que acompaña a la alegría. Estaba conciente de que debía sentirse tranquila y dichosa porque en las pocas ocasiones en que había estado contenta, muchos años atrás, la había inundado un sentimiento de paz. Por mas que buscaba las razones dentro de sí misma, no encontraba explicación alguna.

Al mirar a su alrededor reconocía que todas las condiciones que siempre le habían parecido necesarias para ser feliz se habían reunido. Igual, un extraño desasosiego le alteraba los nervios, haciéndole imposible disfrutar de todas las bienaventuranzas que la rodeaban. En las noches despertaba con el corazón palpitándole y entonces miraba a su alrededor y hacía inventario y, como nada faltaba, intentaba volver a conciliar el sueño. La mayor parte de las veces eso era imposible y entonces se mantenía alerta, temerosa de que el ladrón de la felicidad, que nunca antes se había alejado de ella, volviera a robarle.

El cansancio por las horas de insomnio hacía sus estragos en la salud física y emocional de la pobre mujer. Pobrecita de mí, se repetía. ¿Nunca podré disfrutar de una dicha completa? Sentía en el pecho la opresión de la pena, sentimiento que le era más familiar que el de la felicidad; sentimiento que poco a poco se iba reforzando, y que la arropaba y la protegía. Entonces, sintiéndose segura en su tristeza, volvía a estar tranquila. Indudable, decía, en un descuido mío, el ladrón de la felicidad ha vuelto.

lunes, diciembre 22, 2008

Feliz Navidad



Feliz Navidad...

La estrella en el pesebre


La navidad nunca ha sido especial para ella. De hecho, la hace sentir inmensamente triste y agudiza la soledad en que vive desde hace muchos años. Cumple con lo esperado: va de tiendas, compra los regalos y hasta comparte con amigos y conocidos las fiestas significativas. Este año, cosa inusual en ella, puso en su apartamento un pequeño nacimiento para que le recuerde el verdadero motivo de las fiestas. Aún no ha encendido ni una sola vez la única lucecita que alumbraría el pesebre: la estrella de Belén. No ha querido hacerlo porque igual que otros años siente como si vagara en el espacio, la cabeza llena de una bruma espesa que no le permite pensar ni disfrutar las actividades. Es como si viviera en otra dimensión, una dimensión deshabitada, excepto por ella.

Esta navidad es particularmente difícil porque justo antes de caer en las fiestas le sucedió algo que no le pasaba hacía muchos años. Posiblemente él ni se enteró, pero la cautivaron su voz y sus maneras galantes. Deseó como hacía tiempo que no deseaba nada que él se fijara en ella. Ahora ansía saber si dejó huella y si él la piensa tanto como ella a él. Le bastaría una llamada que demostrara su interés, que devolviera una de las varias que ella le ha hecho con excusas plausibles. Solo que ya no le resta ninguna y no quiere ser inoportuna.

Una llamada de él es lo único que desea en esta navidad fría y lluviosa, una llamada que sea la estrella que alumbre su belén. Ha prometido que si él llama, intentará disfrutar las fiestas porque tendrá un calorcito especial en el alma. Su pesebre no estará vacío ni frío y brillará la estrella; nacerá el niño Dios y con Él la esperanza.

Cada vez que su móvil timbra mira el número que se refleja en la pantalla, e imagina lo hermoso que se verá el nacimiento con la estrella encendida cuando sea él quien llame.

sábado, diciembre 13, 2008

Besos y abrazos

Me protege una coraza especial que me llevó años construir. Tiene sus ventajas: nadie puede herirme porque nada espero, y sé que quien es mi amigo hoy, podría no serlo mañana. He de confesar que me sentía orgullosa de mi logro.

Ahora lamento el que al protegerme de esa forma también me he limitado. Me es fácil despedirme de alguien al teléfono con la frase “un abrazo”, o terminar un correo electrónico con “besos y abrazos”, pero cara a cara no puedo acercarme a nadie para darle ese beso o abrazo, y peor aún, no puedo disfrutar el beso y el abrazo de alguien que me agrada, porque su proximidad me atemoriza.