viernes, enero 14, 2011

Memorias

Confieso que mi problema principal es la inercia. Dejo que pasen y pasen los días quejándome de su paso sin hacer nada para que mis circunstancias cambien. Estoy deprimida, pues qué bueno hombre. Ahora tengo derecho a cogerme pena y excusa para no hacer nada.

No me molesta cuando me dicen que tengo que poner de mi parte. Hace demasiado tiempo que estoy deprimida para no saber que lo principal cuando uno lo está es poner de su parte, romper la desgana, hacer algo.

Tendría decenas de cosas qué hacer. Sin esfuerzo puedo pensar en varias que ayudarían a limpiar mi entorno, físico y mental. En el primer escrito que hice cuando comencé a tomar talleres de escribir, relataba un sueño. Un sueño que realmente tuve. En él iba organizando mis recuerdos que son mis monstruos y poniéndolos en pequeños sarcófagos que cerraba para que no volvieran a escapar.

Cuando arrecia la depresión, sé que algunos de esos fantasmas han logrado escapar de sus tumbas. Podría comenzar por limpiar los sarcófagos, identificarlos y volverlos a enterrar. La única forma que sé de hacerlo es escribiendo pero en los últimos meses he roto la disciplina de escribir. Es decir, que cuando más necesito hacerlo es cuando no lo hago.

Hoy no, quizás mañana, me siente a escribir para ir limpiando memorias.