jueves, febrero 12, 2009

Encuentro

Fue un encuentro casual e inesperado pero nos saludamos como si el tiempo no hubiese pasado entre nosotras. Había mucho de sorpresa y también de incomodidad. Yo no dejaba de mirarla con asombro, ella no se atrevía a mirarme a los ojos.

Quizás fue su actitud nerviosa la que me dio el valor de preguntarle qué había hecho desde que nos despedimos tan intempestivamente. Su contestación fue sucinta: “de esto y aquello”. Me eché a reír, aunque de forma un poco nerviosa. “Eso es como decir que fuiste a un sitio, con alguien a hacer algo”, le dije.

“No creo que realmente quieras saber. Hace ya tanto tiempo… Han sucedido tantas cosas… Habrás leído el diario, visto las noticias”, me dijo con tristeza. Me tomó un instante comprender que tenía toda la razón. Que ya yo no soy parte de esa vida. Envolverme de nuevo, aunque fuese por pura curiosidad solo despertaría antiguos sentimientos, reabriendo heridas aparentemente sanadas. Me encogí de hombros y silenciosa, asentí.

Nos separamos sin despedirnos. La memoria del ayer se fue alejando despacito, y yo seguí mi camino acariciando las pequeñas alegrías y recuerdos que ahora llevo, las que han ido llenando poco a poco el espacio que ella dejó, cuando no pude más y la abandoné a la vereda del camino…

1 comentario:

lucille lang correa dijo...

Lo que dejamos atrás ya no nos sirve para lo que hoy vivimos, así me siento a veces y para ello como me salio en la carta fluir...