jueves, noviembre 12, 2009

La inocencia

Águeda siempre pensó que la inocencia se perdía una vez. En su noche de bodas la perdió dos veces. La perdió cuando su marido rompió el himen penetrándola sin prepararla. Y la perdió nuevamente cuando él, para que nunca más se quejara de que le dolía y supiera quién daba las órdenes, procedió a violarla nuevamente.

1 comentario:

Marisol Cragg de Mark dijo...

Aún existen mujeres sometidas a tanta barbaridad masculina.
Un corto cuento, pero lleno de una gran verdad.
Un cordial saludo te dejo desde Berlín.