lunes, noviembre 02, 2009

Vida

Camina hacia mí con paso lento y no sé por qué siento una extraña desazón. Viene marcando sus pasos con mucho cuidado, esquivando escollos. Trae en sus manos juntitas y ahuecadas algo que debe ser muy valioso para él. Llega hasta mí y me extiende sus manos y recibo en las mías el regalo. Es un huevo aún tibio. Me mira con ojos oscuros que tienen la extraña mirada de los niños sabios.

─¿Qué es?─le pregunto asustada porque hace muchos años que le huyo a todo aquello que me trae sufrimiento y congoja aunque eso signifique no ser de este mundo.

Me mira solemne y me contesta con su vocecita de niño antes de alejarse corriendo: ─ Es vida.

2 comentarios:

Marisol Cragg de Mark dijo...

Un cuento corto, pero precioso en su contenido. Me ha dado mucho gusto haber pasado a leerte.

Te dejo mi mejor sonrisa desde Berlín.

lucille lang correa dijo...

Se parece a mi precioso, hay algo que me recuerda a mi propio ser, que quiero traer vida feliz al que esta a mi lado. Gracias RM me hiciste mis sueños, me voy a la almohada con ese regalo
ondina del mar