viernes, diciembre 04, 2009

Ahora

Mami estaba viejecita cuando murió, tus hermanas son mujeres maduras, tú, en cambio, hace muchos años que eres vieja. Tenías 28 años e ibas caminando por el campus de la universidad en Río Piedras, de pronto, sin razón aparente comenzaste a llorar. Te pareció un llanto inexplicable; para cuando cesó eras una vieja de 28 años. Ese día, de ser la hija del medio, la invisible, aceptaste que te habías convertido en una mujer invisible y además vieja.

Ahora, cuando menos lo esperas, se te acerca alguien que parece reunir las cualidades que por tantos tiempo pediste en tus parejas. Dios tiene un sentido del humor extraño, uno que después de años de una relación tormentosa entiendes, pero que aún así te duele. Lo envía envuelto en el cuerpo de un hombre más joven. Te lo envía ahora, justo ahora, cuando al fin tu cuerpo y tu mente se han alcanzado y puedes decirlo sin que extrañe: estoy Vieja.

1 comentario:

lucille lang correa dijo...

vive tu aventura