sábado, mayo 25, 2013

Mi estirpe



Hoy cuando el médico me dijo que  la criatura que llevo dentro de mí es mujer, entendí la razón y el propósito de muchas cosas y por primera vez me pensé vientre y no me importa que para tenerla, me abran. Me preguntó si prefería abortar y abracé mi cuerpo allí donde se abulta porque la sola idea de perderla me dolió físicamente.

Cuando decidí tener un hijo la ira fue el principal motivo.  Quería un varón que perpetuara mi nombre, el hijo que mi mujer nunca quiso. Me lo dijo antes de marcharse, no le interesaba tenerlos, no quería ser receptáculo para que continuara una estirpe débil y enfermiza como la mía. La habría golpeado hasta romperla.

─Puta ─le grité—. Te vas porque tienes a otro.

No intentó defenderse pero me miró y su mirada era triste y ante su compasión sentí rabia. Fue en ese instante que lo decidí. Tendría un hijo, un hijo solo mío, para demostrarle, porque ella lo puso en duda muchas veces, que tengo cojones, los suficientes para engendrar mi estirpe.

Esta criatura es parte mía y parte de mi hermana, es hija y sobrina, será esposa y madre, y la deseo como jamás deseé a nadie antes.  Pero hoy en el consultorio médico, sobre la camilla, el cuerpo expuesto y vulnerable, comprendí porqué cuando esta criatura se mueve en mi panza y me toca por dentro empujando mi piel con sus puños, mi pene responde aunque soy incapaz de penetrarme a mí mismo por orificio alguno.

Y es que esta parte mía es mujer y finalmente soy uno y completo, y  con ella y en ella podré engendrar hijos e hijas, para asegurarme que pésele a quien le pese mi estirpe continúa.

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