En mi vida, es la tristeza la que marca el compás del tiempo. Compás sin melodía, de sonidos monótonos, a veces casi imperceptibles, a veces atronadores. Cada día es lo mismo, igual que las manecillas del reloj que lentamente marchan, pero que nunca se detienen, escucho como mi tiempo pasa, siempre en clave de tristeza.
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