domingo, abril 24, 2005

Perdida

A veces me parece que me pierdo, que no soy. Me busco entre los recuerdos tangibles, y el rostro que me mira desde las viejas fotos que guardo, muy pocas, es un rostro que desconozco. Me sonríe desde un pergamino que va perdiendo el brillo y los colores. El tiempo, inexorable, ha ido cambiando no sólo las facciones, sino la vida misma.

Y entonces busco recuerdos intangibles que me aseguren que soy, y que me vuelvan a la realidad de mi vida, y me siento aún más perdida, porque sólo siento el dolor de lo que se escapó, o de lo que no tuve, excepto en sueños. Me tiemblan las manos, palidezco, y vuelvo allí, a donde pertenezco, al viejo rincón de lo olvidado.

sábado, abril 16, 2005

De vuelta

Estoy de vuelta de no ir a ningún sitio. Afuera hay sol, More canta, y casi puedo oir el sonido de los cascabeles.

lunes, abril 04, 2005

El pie de Cenicienta

En más de una ocasión pensé que podríamos superar las diferencias que cada vez hacían más honda la brecha que se abría entre nosotros. Una oportunidad más, pensaba, y eso sería suficiente para que comprendieras que tu comportamiento me irritaba, y me alejaba. Quise pensar por ti, y ese fue mi error. Ahora, después de varios meses transcurridos luego del rompimiento final, mirando fríamente la trayectoria de nuestro corto viaje juntos, me doy cuenta de que nunca consideraste cambiar. Posiblemente pensabas que era demasiado exigente, que te quería perfecto, conforme al molde que yo había diseñado, y en el que vanamente intentaba acomodarte. Y es cierto, sí quería que cambiaras, que te amoldaras a lo que yo tanto deseaba. No fui justa, pedí de ti algo que nadie debe pedir nunca, que cambiaras tan sólo para complacerme. No he cambiado el molde, porque sé lo que quiero, pero sí he cambiado mi forma de pensar. No intento ya buscar a alguien a quien recortar para que se acomode, ahora sé que quien yo quiera, ha de tener la forma precisa para el molde, como el pie de Cenicienta en su zapato.