lunes, abril 04, 2005

El pie de Cenicienta

En más de una ocasión pensé que podríamos superar las diferencias que cada vez hacían más honda la brecha que se abría entre nosotros. Una oportunidad más, pensaba, y eso sería suficiente para que comprendieras que tu comportamiento me irritaba, y me alejaba. Quise pensar por ti, y ese fue mi error. Ahora, después de varios meses transcurridos luego del rompimiento final, mirando fríamente la trayectoria de nuestro corto viaje juntos, me doy cuenta de que nunca consideraste cambiar. Posiblemente pensabas que era demasiado exigente, que te quería perfecto, conforme al molde que yo había diseñado, y en el que vanamente intentaba acomodarte. Y es cierto, sí quería que cambiaras, que te amoldaras a lo que yo tanto deseaba. No fui justa, pedí de ti algo que nadie debe pedir nunca, que cambiaras tan sólo para complacerme. No he cambiado el molde, porque sé lo que quiero, pero sí he cambiado mi forma de pensar. No intento ya buscar a alguien a quien recortar para que se acomode, ahora sé que quien yo quiera, ha de tener la forma precisa para el molde, como el pie de Cenicienta en su zapato.

No hay comentarios.: