miércoles, febrero 07, 2007

Amado

Siento tu respiración en mi hombro y el calor de tu cuerpo tan pegado al mío que es como si fuéramos uno solo. Mis pezones, vanidosos capullos de rosas miniatura, se hinchan esperando la ansiada caricia. Mi sexo te anhela. Desesperadas, mis manos te buscan. Siento tu peso sobre mí, y mi cuerpo oscila buscando el ritmo del tuyo.

La luz del sol se cuela entre las cortinas, me pica en los ojos, despierto, y como siempre cuando llega el día, te esfumas.

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