domingo, diciembre 16, 2007

La imagen de los muertos



A veces se pregunta si hubo amor entre ellos. No puede responder porque sabe que “no estoy segura”, no es una contestación apropiada. Sin embargo es la única que se le ocurre, y hasta cierto punto es la verdad.

No sabe si hubo amor porque una vez salió de aquel marasmo jamás sintió algo que lejanamente pudiera ayudarla a comparar sentimientos y a definirlos.

Sí sabe que lo que hubo entre ellos le dejó heridas que nunca han sanado. A tal punto son profundas las grietas que dejó en la mujer esa primera relación, que dejó de mirarse al espejo para no tener que enfrentarse a la imagen que desde allí, la mira con tristeza, muda de reproches.

Años atrás, al escapar, pensó que dejándolo todo encontraría quien la validara, alcanzando la felicidad. Ahora, luego de muchos años, su parte racional ha comprendido que buscar la aprobación en los ojos de otro no resuelve ni sana. Comprendió que tiene que mirarse al espejo, y reconociendo el dolor de esa otra, darle el permiso para llorar lo que nunca tuvo y posiblemente ya jamás tendrá. Pero tiene miedo a enfrentarla, temor a escuchar los reproches. Antes de hacerlo, preferiría morir. Si tan solo estuviera segura que en el espejo no tienen imagen los muertos…

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