domingo, junio 24, 2007

Conversando con el psiquiatra


─ No me importa hacer favores, pero no puedo pedir ni aceptar ninguno.

─¿Por qué? ─ me pregunta.

─No quiero depender de nadie. Temo volver a la época en que pensaba que no podía hacer nada por mi misma. En las mañanas, cuando salgo a trabajar me da pena dejar a Cuquito solo. Lo quiero tanto que a veces olvido que es un pajarito. Pero me pregunto si, a pesar de que sé que su comportamiento conmigo cambiaría, ya es tiempo de que tenga pareja. ¿Cuándo será el mío?

─ ¿Por qué darle tanta importancia a una pareja? ─ me pregunta.

─ Yo sé que es absurdo, que hasta ahora, me he resuelto sin ayuda de nadie. Pero siento la necesidad de un hombro sobre el cuál recostar mi cabeza, y saber que alguien se preocupa por mí.

─ Pensé que no podías aceptar favores, ni pedirlos. ¿No te parece una contradicción? Piensa en eso─y mirando el reloj de reojo, añade ─ lo discutimos la próxima semana.

domingo, junio 03, 2007

La noche eterna


Cuando se fue la electricidad, atascada en el oscuro ascensor, tan oscuro como la más negra noche, se sintió enterrada viva. Gritó desesperada y al pasar de los minutos que para ella eran horas, se dio cuenta que nadie la escuchaba. Le subió por el pecho el llanto hasta entonces contenido. Lloró por el esposo que era pero que nunca fue, lloró por los hijos que no tuvo y nunca tendría, lloró por los sueños que soñó y que tuvo que abandonar en el camino. Lloró por ella y por su soledad, lloró por su libertad, anhelada, pero temida, perdida para siempre en la noche eterna, real ahora. Pero todo podía ser diferente... la luz se haría…

Cuando regresó la luz y puso salir del negro encierro, se reintegró a la noche eterna de su vida...