sábado, enero 19, 2008

Mi memoria

─ Te lo diría ─me dijo con un tartamudeo vacilante─ pero ahora no lo recuerdo. Dame un poco de tiempo. Te llamo.

Le dije que estaba bien, que no era necesario, que no se preocupara porque “¿a quién no se le olvida algo?”

Siempre ando perdida, nunca recuerdo una cara, y si la recuerdo, jamás puedo ponerle nombre. Le digo a la gente que me excusen que es que padezco de una dislexia crasa. A veces, hasta yo me lo creo. Especialmente luego de dar veinte vueltas buscando una casa, pidiendo direcciones a diestra y siniestra, mientras intento comunicarme por el celular con alguien que pueda explicarme cómo llegar.

No creo que el problema sea de dislexia. Digo, no lo sé realmente, nunca me la diagnosticaron, aunque se supone que en Puerto Rico hay una alta incidencia de personas que confundimos derecha e izquierda. Pero no es por dislexia, aparentemente es un problema cultural o algo así. Ya no recuerdo ni siquiera dónde lo leí, eso sí, recuerdo que hace mucho tiempo.

Mi problema es que no solo soy desmemoriada, sino que nunca presto suficiente atención a nada. Mi cabeza, como una secadora de ropa, siempre anda moviendo varias cosas a la misma vez. Tengo una amiga y vecina que dice que no se explica cómo puedo hacerlo, porque ella, que dicho sea de paso es una mujer muy inteligente, solo puede hacer una a la vez, según dice, si quiere hacerla bien. Que haga bien una cosa a la vez no significa que no se le olviden otras. En ocasiones me llama y luego de darme una lata, me dice que no puede recordar para qué me hizo la llamada.

Las únicas ocasiones en que siento un poco de vergüenza de mis habituales olvidos, es cuando no recuerdo una cara, una cara que desde que me ve de lejos me saluda. Y sé que debiera saber quién es. En ocasiones, hasta me parece familiar, pero no puedo ubicarla. Trato desesperadamente de evitar el encuentro, pero no puedo hacerlo. Y entonces me pasa como ahora, esta persona del pasado que no tiene cara ni relación alguna conmigo que pueda recordar, y ni siquiera sabe que me divorcié hace tiempo, me dice que vio a mi marido con otra. No recuerda dónde, ni cuando. Me llamará cuando lo recuerde.

Doy gracias a mi mala memoria. Ella no intentará llamarme, y yo olvidaré el intercambio, la cara y lo que me dijo, tan pronto doble la esquina, o cruce la calle.

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