domingo, enero 20, 2008

Una salida

Me fue difícil salir. Luego de haber insistido tanto, me entró terror de que alguien que solo me conoce a través de palabras viera mi rostro. De alguna forma, de mi propia debilidad, saqué las fuerzas. Entraba al local en que nos habíamos citado, cuando recibí su llamada. Se me hace imposible ir, me dijo. Escuché sus explicaciones, y las agradecí aunque no tenía que darlas. No eran importantes realmente. Lo primordial, lo realmente significativo, era que, por primera vez en muchos años, pude salir de detrás del espejo.

Me siento y ordeno un expresso con leche y una tarta de manzanas. Quiero celebrar el que, al menos por hoy, encontré una salida del laberinto en que vivo…

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