jueves, abril 16, 2009

Vestido de tristeza


Hay días en que me levanto triste pensando que no he hecho nada de utilidad en mi vida y que cuando me vaya de este mundo no dejaré ninguna huella. Hay otros en que me levanto triste pensando en lo inmenso de mi soledad. No importa la razón, siempre acompaña este abatimiento la certidumbre de que jamás podré librarme de esta tristeza.

Se supone que es cuestión de mirada: si veo el vaso medio vacío o a medio llenar. Si cambio mi actitud, mi configuración mental, podré salir de este desánimo, dejar atrás la congoja y echar a caminar. Es cuestión de zapatos, tengo piedras en los míos y así no se pueden contemplar las estrellas; no hay forma que los cambie, tal parece que llevo las piedras pegadas a los pies.

No creo que sepa ya vivir sin la tristeza, tan acostumbrada estoy a esa parte oscura de mí misma. Es como mi piel: vestido que no me satisface pero que llevo puesto, con el que he vivido, seguiré viviendo y moriré.

3 comentarios:

lucille lang correa dijo...

Escrito tremendamente confesional como dice Mayrin, te cuento entre las valientes,
Bendiciones
Lucille

Marisol Cragg de Mark dijo...

Este vestido tuyo sácatelo por un momento. Verás como te sientes mejor.
Sé de lo que te hablo.
Te envío un fuerte abrazo desde Alemania.

Silvia Giordano dijo...

Margret. hay un premio en www.belenprosayverso.blogspot.com para ti. Pero debes primero cumplir un desafío para llevarlo. Te espero.
Besos