martes, marzo 12, 2013

De parches

Estoy hecha de trozos rescatados a dentelladas de aquellos que intentaron violarme. Luché por rescatarlos hasta que exhausta abandoné la lucha. Caminé, pieza rota, arrastrando los retazos salvados, poniendo parches allí donde quedaron huecos. Tejí con amplias puntadas dónde fue necesario, a sabiendas de que quedarían cicatrices. Por años, vagué incompleta y dolida, intentando tener una existencia normal, una vida digna, si no en realidad, al menos en apariencias. Nunca me gustó el papel de víctima débil pero prefiero rehuir los temas escabrosos que pueden llevarme a liarme con un antagonista.

Hoy me veo en la necesidad de asumir posturas y temo no poder decir lo que pienso, quedarme callada cuando los demás despotrican. No quiero sentir la bota del que quiera dominarme, al contrario, quiero poder establecer mi posición en una base sólida. Sin miedo.

Pero el miedo a ser demasiado dócil, me lleva al extremo y puedo ser cruel cuando expreso mi pensar. Es como si estuviera luchando contra un enemigo, no tratando de establecer mi punto de vista como una opción. Una cosa es decir lo que sentimos con el ardor de la convicción, otra es decirlo con saña, con cinismo, como si en ello se nos fuera la vida y estamos dispuestos a morir o matar. Nunca he sido buena perdedora.

Es que estás aprendiendo, me dice la siquiatra con dulzura, es natural que al principio sea así. Poco a poco irás lográndolo. Temo que para cuando lo logre ya halla cerrado todas las puertas detrás de mi.

No hay comentarios.: