domingo, octubre 26, 2014

Semilla


Me ha quedado vacía la mano extendida. Me cegó
la visión de ese dios soberbio
que cruzó en un carruaje esplendente y pesado
sembrando de ortigas y piedras mi camino.

 ¡No pretendas que crea que me quieres!
¡Tú no conoces la lucha en que vivo, ni en qué hondos
Recuerdos de frustraciones me he hundido!

Desde el fondo del vientre me sube
Un sabor amargo y ferroso, la ira me escuece.
Tiene aun mi garganta un sinfín de preguntas ahogadas.
No sé qué respuesta darías, a mí que soy solo mies emparvada.

¡Ay quisiera que te enfrentaras conmigo
a explicarme el porqué de tus maquinaciones! ¡Una noche en el campo
y en tus brazos, no bastarán  para convencerme que importo
bajo el conmovedor enigma de la copa florida de un árbol!

Soy la semilla que nunca dio fruto
Que hace tiempo maldice la vida.

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