sábado, noviembre 27, 2004

Amor ajado

Llegó el amor, con un viejo vestido conocido. Vi sus ropas, y dije ya lo usé, y lo volví a colgar en el ropero. Desde allí su color me gritaba, tienes zapatos nuevos, estrénalos conmigo. Y yo, orgullosa, continuaba buscando algo nuevo, que nadie me hubiera visto. Allí se quedó colgando en el perchero, y cuando decepcionada por no encontrar nada que me quedara, fui a buscarlo, lo encontré tan ajado y manchado por el tiempo esperando, que de igual modo tuve que tirarlo.

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