jueves, noviembre 25, 2004

Nostalgia

Es apenas un esqueleto andante. Alguien que camina sin rumbo, un guiñapo humano. Le tengo miedo, y cuando le veo venir por la misma acera, y sé que vamos a cruzarnos frente a frente, cruzo a la otra. Él sabe que lo hago a propósito, aunque finja recordar un compromiso, algo que hacer al otro lado. Lo sabe, y me sigue con la mirada, y siento como si la pena que emana de él me envolviera en un inmenso vaho de nostalgia.

Nostalgia, extraña palabra que casi nunca utilizo, porque no me gusta mirar atrás, y nunca pensé que fuese cierto aquello de cualquier tiempo pasado fue mejor. Cualquier tiempo es bueno, si es ahora, y estoy vivo. Y luego del hoy, está el mañana, aunque mañana sea un sueño, pero me gusta soñar. Antes no lo hacía, pero en los últimos tiempos, de vez en cuando, me doy el lujo de imaginar un futuro mejor.

Lo será, lo siento en mis huesos; en mi cerebro que lo va bordando; en mis dedos que a veces se me escapan y lo escriben en la inmensa pantalla de un ordenador gigante, imaginario. Entonces voy y me siento en el mío y lo escribo con inmensas letras de colores para que no perder la meta.

Pero cuando lo veo, su sentimiento de nostalgia es neblina espesa que me cubre, aura maligna y repulsiva. Me mira con tristeza, y me pierdo en su amargura, y me confunde. Me confunde, porque en el espejo veo su reflejo, y él es mi mañana, y yo soy su nostalgia…

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