domingo, septiembre 30, 2007

Transparente

Al salir del baño, se mira al espejo, y la blancura de su cuerpo, en contraste al color de su rostro, tostado por el sol, la sorprende. Por primera vez en muchos años se mira con ojos críticos. No es sólo la celulitis, ni los senos más caídos de lo que recordaba, ni la mayor amplitud de las caderas, ni siquiera el vientre, más prominente ahora. Es la absurda blancura de la piel la que le hace sentirse incapaz de desnudarse ante un hombre. Si no fuera por esa blancura no sentiría ese miedo. Esa blancura la hace translúcida. No, peor aún, la hace invisible. Eso es. Invisible. Es un rostro sin cuerpo cuando está desnuda.

Le oye llamarla insistentemente, y rápida, anuda la bata, y camina hacia la terraza. Amorosa, le acaricia el cabello y él pregunta: - ¿Me ayudas con la asignación, abuela?

Mientras lo hace, no puede dejar de pensar en la blancura transparente de su cuerpo.

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