viernes, mayo 16, 2008

Deudas de gratitud


Por épocas regreso a mi mundo pequeño, dónde puedo estar sola mientras cierran las heridas que, de cuando en cuando, alguien reabre. He aceptado que solamente sanan en la superficie y por eso son tan susceptibles al más pequeño roce. Una palabra, una mirada, un gesto bastan para abrirlas y abren con más facilidad cuando blande el arma una mano amiga.

Cada vez que la misma mano abre una herida, me digo que es tiempo que me aparte, que no se lo permita. Entonces recuerdo que muchos años atrás esa mano me ayudó a resanar otras heridas y me pregunto si las deudas de gratitud requieren pago. Pero aunque fuera así de sobra sé que el balance en esa cuenta dice cero.

No hay comentarios.: