domingo, mayo 18, 2008

La paleta de colores

Salió al camino llevando por único equipaje la paleta de colores de un pintor. Se divirtió pintando nubes blancas en un cielo espléndidamente azul. Al atardecer dio tonos rosados y naranjas alrededor de un sol resplandeciente, y al caer la noche pintó plateados los reflejos de la luna sobre la superficie del mar.

Cantando recorría el sendero, haciendo los verdes aún más verdes y el color de las flores más brillante porque quería estrenar todos los colores, cuando llamó su atención una hermosa casita a la orilla del camino. Se detuvo y la pintó de colores de hogar. Añadió unas estrellas en el cielo mientras escuchaba los poemas de amor del hombre que quería y dibujó la familia perfecta.

La lluvia fue destiñendo los colores y borrando el dibujo, a medida que los hijos crecieron. El hombre se marchó en pos de colores más nuevos y radiantes y no teniendo ya más carmesí con que pintar sonrisas, pintó de negro el lienzo.

2 comentarios:

María de los Ángeles Camacho Rivas dijo...

¨La paleta de colores¨ plantea una analogía aniquiladora; los anhelos y la realidad. Tres breves párrafos, ricamente reforzados por la sinestesia, expanden la no longitud. A su no muy placentero final, el sentimentalismo machista lo podría tildar indiscreto, ya que apoya una denunciación evidentemente feminista. La realidad es que, lejos de esto, es una invitación a la solidaridad y a la reflexión sobre la realidad de muchas mujeres.

Anónimo dijo...

¡LA ENCONTRÉ!

Era en un bosque: absorto
pensaba andaba
sin saber ni qué cosa
por él buscaba.

Vi una flor a la sombra,
luciente y bella,
cual dos ojos azules,
cual blanca estrella.

Voya arrancarla, y dulce
diciendo la hallo:
«¿Para verme marchita
rompes mi tallo?»

Cavé en torno y toméla
con cepa y todo,
y en mi casa la puse
del mismo modo.

Allí volví a plantarla
quieta y solita,
y florece y no teme
verse marchita.

Goethe (versión de Rafael Pombo)