viernes, septiembre 19, 2008

Un diccionario y una pluma


Era un diccionario y una pluma. Antónimos, sinónimos, metáforas sofisticadas. No bastaba leerle una vez, hacían faltas cientos para poder descifrar la riqueza inigualable del lenguaje. Mezcla de notas graves, altas y sopranos, música a los oídos. Arte puro, estilo incomparable que transcendía fronteras, tiempo, espacio... Artistas también ellos, los discípulos adoraban a la pluma. Ávidos aprendices del diccionario que blandían como espada filosa en un juego de formas y figuras, remedando la pluma que un día, aburrido del dominio del arte, miro a su alrededor y tomo un diario. Leyó del sufrimiento humano, las muertes, la pobreza, el hambre, y se dio cuenta que sin contexto social era solo un cerebro deshumanizado carente de conciencia.

No hay comentarios.: