jueves, mayo 07, 2009

Silencio

Enmudeció porque en el cotorreo de voces se perdían sus palabras que de todas formas nadie escuchaba ni entendía, pero las palabras abarrotaron su cerebro y se convirtieron en voces. Voces que nunca callaban. Eran un parloteo constante que lo angustiaba. En las noches el ruido de las voces y de sus palabras lo mantenía despierto. Le parecía que su cerebro iba a explotar porque en su silencio no había escape. La válvula de su boca cerrada no le permitía repetir lo que las voces decían. Intentaba abrir la boca, y el hablar no fluía: las palabras se quedaban estancadas en su garganta imposibilitadas de buscar la salida al exterior.

Y se sentó dispuesto a intentar plasmar en papel las palabras de sus voces. Escribió en páginas en blanco como un desesperado. Se esforzó por ordenar la verborrea de palabras que salían vomitadas por su mano de tal forma que tuvieran sentido. Cuando lo leyeron, tampoco lo entendieron. Y dijeron: el mudo enloqueció.

1 comentario:

Julián Nailes dijo...

Me ha gustado :)