viernes, febrero 03, 2012

Libro de registro

Habiendo abierto el libro de registro, afinó el lápiz. Tuve miedo de que me preguntara mi nombre, lo que habría sido la cosa más natural del mundo si me iba a incluir en el libro. Pero es que me sentía tan mal que apenas podía pensar en cómo me llamaba.

De pronto se me ocurrió que lo lógico sería que estuviese incluida. Y si estaba incluida, ¿para qué tuvo que afinar el lápiz? Tenía dolor de cabeza, estaba mareada y confusa, pero aún así sabía que aquél hombrecito regordete solo podía querer el lápiz afilado para escribir algo en el registro.

–¿Necesita alguna información? –me atreví a preguntarle.

–No, hija, no –me dijo con dulzura inesperada. –Ya todo está escrito, excepto la fecha de hoy.

Procedió a anotarla, y abrió los portones para que pasara.

No hay comentarios.: