jueves, septiembre 29, 2005

Cambiando

Si tú cambias, todo cambiaría, me dijo. Y yo, sumisa, y llena de esperanzas, comencé a cambiar. Y cambié, tanto cambié que me di cuenta que la obediencia ya no me entallaba y se lo dije, para que todo cambie, eres tú quien tiene que cambiar.

1 comentario:

Castiza Morena dijo...

A mi un día igual me pidieron cambiar, y lo intenté gustosa. A pesar de ello todo siguió igual. Me di cuenta de que no era yo la que necesitaba cambiar, pero antes de darme cuenta de aquello, me convertí en algo que no me acomodaba. Antes de la petición era independiente, no dejaba el trabajo en manos de otros, ni esperaba sentada en un sillón que algo ocurriera. Buscaba la vida. Cuando me pidieron que cambiara, no con todas sus letras, pero si entre palabras me lo hizo saber, lo hice, dejé de ser yo, me volví una mujer sumisa, hacía lo que me pidiera cuando me lo pidiera, vivía y moría por él. Terminé convirtiéndome en su sombra, ya no tenía vida propia, ella dependendía de él. Cuando quería me tenía, sino me hacía a un lado y no le importaba. Pero abrí los ojos un día y me dije ya no quiero ser sombra de nadie, tengo una linda vida que vivir, MI VIDA! Y sí, él era el que tenía que cambiar, aun que en realidad yo no quería que cambie del todo, sino que vuelva a ser el que algún día conocí, amable, cariñoso, caballero, todo un bombón cómo los que no existen en estos días, él es de esos, pero esa parte de su personalidad la había ocultado por dedicarse a su trabajo. Sus poros sudaban trabajo, comía trabajo, leía trabajo, caminaba trabajo, compraba trabajo, se olvidó de su vida al igual que yo olvidé la mía, sólo que yo vivía para él y él para su trabajo. Aprendió de mi la lección, nos dolió, pero ahora estamos comenzando a reconstruir eso tan bonito que tuvimos algún día.
Qué bonito es sentirse identificada con alguien Margret, es como si tu vida fuese parecida a la mía. Cariños.