sábado, agosto 16, 2008

Cuquito y el sol

Hay mañanas de silencio amargo cuando apenas si hablo con Cuquito. Son días tristes, días que anuncian lluvia, días en que nadie me llama y me siento sola en el mundo. Un pajarito y yo, y él se entretiene en hacer las cosas que hacen los pajaritos, y yo me pierdo en lo que escribo o leo. De pronto me interrumpe picándome los dedos, pidiendo un poco de atención. Su presencia me hace recordar que no estoy completamente sola, que estoy con mi hijo alado que vuela y se posa en mi cabeza y me da un beso, y entonces, aunque oculto tras las nubes, sé que está el sol.

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