jueves, octubre 16, 2008

De las peras y el olmo

Contesto su llamada y me dice que llamó anoche varias veces, y no le contesté, que dónde estaba. Me es más fácil decirle que estaba durmiendo a que no quise contestar el teléfono. ¿Para qué explicarle que su llamada llegó demasiado tarde?

Estoy cansada de gente egoísta que carece de consideración. De gente que vive para ellos mismos en su mundo cómodo y privado, que esperan que esté disponible a sus llamadas, pero nunca se les ocurre que pueda necesitarlos entre una y otra. He lidiado con demasiadas personas de esa calaña para intentar explicarle que debió llamar cuando el alerta del huracán aún estaba en pie.

Afortunadamente, de él, no esperaba otra cosa. El olmo, decía mi abuelo, nunca da peras.

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